La vida es poema y, en su grandeza, pese a la consciencia más bien escasa que tengamos de ello, insiste en serlo y en manifestarse como tal. Y el punto final -lo veremos también en Machado y en Rilke- hace que el poema sea. Gracias al punto final, el poema, la vida humana-poema, es. Ciertamente es finita y limitada como la extensión de un poema. Pero, al igual que un poema o una obra de arte, es algo definitivo, inagotable, eterno; nunca se acaba. En cada lectura nos ofrece nuevas riquezas, nuevos descubrimientos, nuevos sentimientos”.

Antoni Pascual.