Conversación con Toni Pascual por Ricard Fernández Aguilà.
Si observamos los títulos de los libros, artículos, cursos y conferencias de Antoni Pascual, veremos que en todos aparece un nombre propio, que no es precisamente el suyo.
“La inocencia de Joan Maragall”, “Rilke o la transformación de la conciencia”, “Desconocido Víctor Hugo”, “Óscar Wilde: más allá de la comedia y la tragedia”, “Herman Melville y el secreto de la esfinge”, “Antonio Machado: el diálogo con el inconsciente”, “Màrius Torres: el sentido del absurdo”…y aún podríamos seguir anotando esta “manera pascualiana” de comunicar y comunicarse.
Y es que eran estos dos los objetivos que se cumplían en sus trabajos de indagación en la vida y en la obra de otros creadores. No podemos dudar de la pasión con que entraba en el mundo de algunos escritores, ni el tiempo (a veces décadas) que empleaba en captarlos, profundamente atraído por sus biografías y creaciones. Pero también parece indiscutible que al hablar de ellos, Antoni Pascual hablaba de sí mismo, hablaba de todo aquello que iba descubriendo vital e intelectualmente y que tanto deseaba compartir con quien quisiera acercarse. Quien lo escuchaba en directo o en cintas, con toda seguridad se percataba de ello de inmediato.
El autor biografiado y el conferenciante-biógrafo se trenzaban amistosamente, y si bien Antoni Pascual iluminaba muchos aspectos del itinerario o de los textos del autor escogido en cada ocasión, en cualquier otro momento lo que aparecía era el impacto y la ayuda que el autor había proporcionado al conferenciante. No era arqueología filosófica lo que transmitía, sino el encuentro afortunado de un antes y un después, de vivos y muertos, que podía fecundar a quien se aproximaba buscando un poco más de luz.
De todo esto hablamos una vez con A. Pascual, de su interés en profundizar en determinadas vidas. De cómo y cuándo comenzó. Estos son algunos de los fragmentos más significativos grabados en aquella conversación en el año 2000.
“El primer autor que me cautivó fue Dostoievski. Yo tenía 20 años. A partir de entonces me aficioné a leer obras de autores, no novelas sueltas, sino la obra de determinados autores: Graham. Greene, Bernanos, Saint- Exupery…No iba a ver películas, sino Hitchcok o Preminger. Me interesaba más seguir a un autor que leer libro diversos.”
“Creo que las personas vivimos más de presencias que de ideas. Entonces poder entrar en la vida de otras personas, acogiéndolas y sintiéndote acogido por ellas (esto es una experiencia posterior), creo que es importante.”
“Me interesaba la persona, su mundo, y si me venían detalles biográficos, los devoraba…fotos, todo lo que podía recoger. Yo creo que nos han sido dadas una serie de presencias y de compañías entre vivos y muertos, y a los que somos más o menos amantes de la lectura esto nos llega a través de los libros, aunque de otros que no han escrito nada también nos llegan.”
“Es decir, al penetrar en la vida de otro, penetras en la tuya. Y sin un cierto sentido de la tuya, no puedes llegar a tener un cierto sentido de la del otro. Esto lo aprendí con Marcel Legaut, él me lo recordó. Formamos un entramado, pero este entramado no es una confusión, ni una mezcolanza, sino que formamos un todo pero dentro de un nivel de libertad, intimidad y confianza. Saber leer, saber escuchar va muy ligado.”
Ahora bien, parece claro que las biografías de Antoni Pascual, que él mismo calificó de “retratos biográficos”, no eran iguales a otro tipo de biografías, más extensas, en las que se acumulaban datos a menudo sin ninguna interpretación. Él explicaba cómo llegaba y se orientaba en el mundo de los autores que tanto le habían atraído.
“Yo no podía hacer la biografía de un autor sin haberlo “visto”. Y a veces tardé años en verlo. Pero en cuanto se daba esto, ya podía iniciar la biografía. Que no era una biografía, se trataba más bien de un retrato. Biografías hay muchas. Y a base de coleccionar anécdotas hay biografías extensísimas. Pero si puedes ofrecer una presencia a través de 50 páginas, no son necesarias 500. Aunque las biografías de 500 pueden ser útiles.”
“Ver un autor es sentirlo, captar su esencia. Es un momento inefable: es captar el misterio del otro, el perfume del otro. Es aquello de las meditaciones orientales, que no sabes por qué pasa y llega la iluminación. Uno puede darle muchas vueltas, tener al autor muy presente, acostumbrarse a él…Pero hay un momento en que salta una chispa. Involuntariamente. Y captas al otro. O crees haberlo hecho. Pero no lo dudo. Es una experiencia que tiene un sabor especial. Una vez se ha dado, puedo iniciar la biografía. Aquella intuición es como el punto de cristalización. Es esta figura la que selecciona y ordena las anécdotas y los datos. Las más significativas para mí son las frustraciones y las casualidades.”
¿Había un hilo conductor en la forma de indagar en los diversos autores?
“No era consciente en un principio. Pero después, al leerlos, vi que el hilo conductor es el título que tiene mi trabajo de Màrius Torres, y que es su conclusión. Esto es, que el absurdo tiene sentido. Experiencias de absurdo en estas vidas que las han transformado, las han hecho más auténticas. Este aspecto está muy presente en las biografías más amplias.”
Aparte de los trabajos publicados sobre M. Torres, Machado, Rilke, O. Wilde…Antoni Pascual escribió breves retratos biográficos de artistas plásticos en el marco de su colaboración en una Historia del Arte.
“En las biografías más breves, las del Diccionario biográfico de artistas”, parece que el aspecto más unitario es que el creador va a contracorriente de su tiempo. El tiempo de la sociedad es diferente del tiempo del creador. Se produce, entonces, una marginación del creador. Un luchador contra su tiempo es el título de un libro de Rudolf Steiner sobre Nietzsche. Éste suele ser el denominador común.”
Al hilo de la conversación uno llegaba a pensar si el criterio de la selección de autores de Antoni Pascual era la ejemplaridad. Si el motivo básico de elección era que podían ser para el lector una referencia directa de vida. Antoni Pascual, completamente contrario a este punto de vista como se verá, precisaba su criterio procurando no molestar al autor de la pregunta desenfocada.
“¡Hummm…! Sí…yo recuerdo que en mi adolescencia había unos libros que eran las Vidas ejemplares Era algo horrible y espantoso. Algún amigo a veces se lo ha tomado así, y no.( Los autores seleccionados) son inspiradores. Cada vida es única. De lo que se trata en una biografía es de decir que cada vida es única y de encontrar lo que la hace singular, por tanto inimitable, por tanto irrepetible, pero en cambio inspiradora.”
¿Eran santos laicos, pues?
“No. Son más que santos: son creadores…La nueva religión ha de ir por aquí: la creación como acto religioso. No son ejemplo de nada porque son vidas inimitables, irrepetibles. Incomparables. Hace mucho daño la imitación. No hay que imitar nada. En cambio, te puedes dejar inspirar por aquella fuerza.”
La conversación iba llegando a su final, y cerraremos este artículo de la misma manera que se acabó el encuentro.
“ Se trata de encontrar aquellas personas con las que puedes descansar. Y de decirse: haber vivido una vida así merece la pena.”
Ricard Fernández Aguilà